¡Cuánto tiempo! ¿Cómo estáis? Pues sí amig@s, no estaba muerto, aunque tampoco de parranda.
Con los pies en el hemisferio norte, y después 4 meses me dispongo a darle chicha de nuevo a este blog que con tanto cariño me ha acompañado en la mejor aventura de mi vida.
¿Por donde empezar? Lo mejor será que lo dosifiquemos y os cuente en cuatro episodios más mi camino hasta hoy y cerraré este diario con una evaluación general de mi experiencia.
¿Cerrar? Sí, pero sólo el diario muyayit@, aún hay muchas cosas que os quiero enseñar de Nueva Zelanda.
Venga va, vamos al lío.
En el post anterior estábamos en Hamilton, justo en las antípodas de mi ciudad natal, Córdoba. Eso viene a estar…en el centraco de la isla norte de Nueva Zelanda.

En Hamilton vimos varias cosas pero una de las cosas que más me gustó fue el jardín temático de Hamilton gardens. Es una atracción gratuita que tiene varios jardines ambientados en diferentes culturas (japonesa, china, maorí, italiano…), una maravilla.
Desde ahí, hicimos ida vuelta a Raglan, la ciudad surfera por excelencia del país. Visitamos varias playas y nos paseamos por la ciudad. Una pena no haber dedicado más de un día para Raglan, me flipó.

Al día siguiente nos dirigimos hacia Auckland porque antes de empezar con la ansiada región del norte, hicimos un stop para ver el partidazo de los all blacks contra los wallabies, para los que os suene a chino, Nueva Zelanda contra Australia, un partidazo de rugby de “cohone”.
Una de las cosas que recordaba con nostalgia mientras conducía hacia Auckland eran las carreteras de la isla sur de Nueva Zelanda. Pasamos de encontrar un coche cada 40 minutos, en la isla sur al “traficazo” de Auckland, en la isla norte.
Antes de que empezase el partido aprovechamos para reponer para los próximos días en Northland, al acabar el partido íbamos directos para allá de rutita nocturna, sin prisas.
Llegamos a Eden Park con tiempo y estuvimos dando unas vuelticas alrededor del estadio para ver el ambiente y la verdad que es mucho más tranquilito que en un partido de fútbol (en España). Una vez dentro, nos dimos cuenta de que íbamos a ver dos partidos seguidos. Primero jugaban las Silver Fern, el equipo femenino de Nueva Zelanda, también contra Australia y después venía el equipo masculino.

Tengo que decir que fueron dos partidazos, lo pasamos de piiii madre y me quedé flipando con la potencia física de esta gente, ahí sonaban las hostias como si estuviesen a un metro de distancia.
El esperado momento Haka fue la bomba, te quedas con el boquijo abierto toda la danza y porqué no decirlo, te sientes afortunado de no tener que chocar con una bestia parda de los All Blacks.

En cuanto sonó el silbato final, carretera y manta hasta el último rincón de nuestra lista en Nueva Zelanda. La región que lo cerraba todo para nosotros y que abrió el camino a los primeros exploradores hace 800 años, Northland.
Cuando íbamos llegando al free camp en el que íbamos a dormir esa noche iba pensando en que Northland me recordaba un poco a una zona de vacaciones familiar de España, mucho menos explotada, claro.
Después de un tramo de tierra con mas baches que la cabeza de Antonio Resines, llegamos a nuestro destino, Waipu Cave, una cueva con luciérnagas luminiscentes que se iba a convertir en nuestra primera visita del día siguiente.
Es un lujo despertarte ya en el aparcamiento del sitio que vas a visitar. Nos echamos unas barritas de cereales en los bolsillos, cogimos nuestras linternas frontales y nos fuimos directos a explorar la famosa Waipu Cave.
Cuando entras en una cueva siempre debes esperar unos minutos sentado para que las pupilas se acostumbren a esa oscuridad. De hecho, es necesario para poder ver las larvas luminiscentes. Cada poco tiempo, apagábamos la luz y nos quedábamos en la oscuridad suprema mirando a nuestro alrededor hasta que… ¡PiM, PAM, PUM! Poco a poco vas viendo más y más glow worms. Habíamos ya visto glow worms en la isla sur, pero esto era otro nivel, el ambiente de cueva le daba su encanto y lo mejor de todo, de free.
Después de dar un buen “paseo” por la cueva, que ojo, hay que trepar y hacer alguna subida que otra…aprovechamos el buen día que hacía para hacer algunas fotitos a Georgie, nuestra van, con la que nos quedaban sólo un par de semanas, aunque eso, no lo sabíamos todavía.

Realizada la sesión fotográfica deshicimos el camino de cabras para poner rumbo a nuestro siguiente destino en Northland, la famosa Tutukaka Coast (te mola el nombre, ¿eh?) pasando por las impresionantes Mermaids Pools, Tane Moana (el Kauri más grueso de Nueva Zelanda) y las Whangarei Falls.


Valió la pena todo el recorrido, pero si tuviese que destacar un par de cosas me quedaba las Mermaids Pools que son unas piscinas naturales que se forman cuando baja la marea y también con el imponente Tane Moana.
Una vez llegamos a Tutukaka Coast nos quedamos flipando con el paisaje. Azul y verde no muerden.

Cuando has recorrido el país durante 10 meses crees que poco más te vas a sorprender, pero en cada rincón de este país encuentras algo nuevo con lo que quedarte boquiabierto.

Los días siguientes seguimos descubriendo toda la región y bordeando la costa de este a oeste.

Toda la región es impresionante, pero si tuviese que elegir mi parte preferida del Northland quizás fuese la zona norte donde surfeamos en dunas gigantes de arena, recorrimos la playa 90 miles con el coche y descubrimos Cape Reinga, un punto importantísimo para la cultura maorí, ya que es el punto donde comienza el reencuentro con sus antepasados una vez mueren.



Northland es muy importante para los maoríes porque fue por donde accedió la primera canoa que llegó a Nueva Zelanda hace más de 800 años.
Cape Reinga, el punto más al norte de todo el país, es fundamental para los maoríes porque fue donde por donde accedieron sus antepasados, hace más de 800 años, a Aoteaora, Nueva Zelanda. Además tiene mucho significado espiritual para los maoríes porque es el punto de partida para reencontrarse con sus antepasados, una vez muerto, ya que está mirando hacia sus orígenes en la polinesia.

Prometo que muy pronto haré un post para contaros que hacer y que visitar en Northland donde encontraréis mucha más información sobre esta joya al norte de Nueva Zelanda.
Una vez terminada nuestra última ruta por el país, volvimos a Auckland para continuar nuestra aventura en la gran ciudad.
Nos quedaban 3 semanas y media para coger el vuelo dirección Tonga y habíamos organizado 3 semanas con helpx, dos de ellas en Auckland y la otra en Waiheke Island, una isla preciosa muy cerquita de la capital neozelandesa.
En los próximos días teníamos que vender y despedirnos, a nuestro pesar, de Georgettte, nuestra fiel compañera…¿Vendimos el coche? ¿Cómo fueron las siguientes semanas? ¿Qué tal en Waiheke? Ahhh yo creo que ya está bien de daros la chapa por hoy, me reservo las últimas experiencias en la segunda parte de nuestros últimos coletazos por Nueva Zelanda.
¡Nos vemos muy pronto amig@s!
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