Aquí hablaré de mis despedidas, ese gran momento en el que no sabes muy bien que decir, que sientes pena pero tampoco no quieres hacer un drama. Este post es para los míos, los más cercanos, los que me conocen y para mí.
Cada una de las despedidas que hice antes de venirme fueron super necesarias. Te das realmente cuenta de cuanto aprecias a una persona y que, joder, la vas a echar de menos el tiempo que te vas. Afortunadamente son “hasta el año que viene” aunque sabes que en algunos casos son “hasta yoquesecuando”.
La primera despedida fue una de las más duras. Mi hermano, en Liverpool. Pasé un fin de semana de lujo y el “hasta dentro de un año” me costó bastante. ¡Un beso hermano! Se te echa de menos.
La segunda despedida fue en Barcelona. Mis compañeros del curro (los madafackers), muchos de ellos buenos amigos. Aquí fueron a pillarme porque me hicieron un vídeo de despedida en el que me emocioné un poquito. También tuve que decir adiós a los compañeros de piso. Mis amigos más cercanos y como no, despedirme de una ciudad preciosa en la que he evolucionado muchísimo como persona y a nivel profesional. Os echo a todos muchísimo de menos. En especial a mi Xavi y a mi Francesc. Dos amigos que me llevo, espero, para siempre.
La tercera parte de mis despedidas fue con mis padres, mis amigos y mi familia en Córdoba. Al ser la tercera y estar tanto tiempo fuera te lo tomas de otra manera, y que, además, es sólo un año. Relativizas hasta que llegas al aeropuerto con papá y mamá y ahí sí que te tienes que morder el labio porque es una despedida de las que duelen. Un beso guapos!
Cuarta y última despedida, la familia de Jeanne. Esta vez en Lieja (Bélgica). Ya voy siendo todo un experto en despedidas y aun así verla a ella despedirse de todos algo te toca. Pero nada, a pasar el control de seguridad y para dentro que nos espera una aventura que va a ser la leche.
De una cosa que me he dado cuenta en la primera semana de Nueva Zelanda es que a partir de ahora, el despedirse va a ser algo casi a diario. Gente con la que me cruzo, comparto una cerveza, una conversación, una fiesta, unas risas y al día siguiente cada uno sigue su camino.
Me tomo la despedida como que estoy haciendo las cosas bien, imagínate que no tienes a nadie de quien despedirte, ¿que triste no?
Hola Arturo! Qué proyecto tan bonito tu blog! Te deseo mucha suerte en nueva Zelanda. Ya nos lo irás contando 🙂
Muchas gracias Montse! Iré escribiendo todo lo que pueda 🙂 Un besazo!