Semanas 16 y 17 – Gozando los kilómetros7 minutos de lectura

Castle Hill

Ya estamoooos por aquí los pachachos, ¿Cómo están ustedes?

como estan ustedes

Vaya par de semanitas que hemos tenido. Un no parar. Para que os hagáis una idea, hemos hecho en estas dos semanas casi un día entero viajando. Sí, sí,  lo que vienen siendo 1.600 kilómetros para el cuerpo en 14 días. Justo abajo teneis la ruta dibujada por un artista llamado Google.

south island ruta

Estamos reventaos y por eso ahora os escribo desde la habitación donde vamos a descansar una semanita, pero ya os contaré unas líneas más abajo. Vamos por orden.

Como os dije en el post anterior, el lunes 19 de febrero llegamos a Kaikoura, la ciudad de las ballenas, los albatros y las langostas. Es una ciudad que destaca por su fauna marina pero la lluvia nos dejó disfrutar sólo un día de los tres que estuvimos por allí. No nos preocupó mucho porque tenemos que pasar por ahí a la vuelta sí o sí, así que volveremos.

Resulta que justo en nuestro paso por Kaikoura coincidió que el ciclón Gita, que había arrasado la isla de Tonga unos días atrás,  pasaba entre las dos islas y Kaikoura se llevó todo el agua. Tanto fue así que cortaron las carreteras hacia el norte y hacia el sur por las inundaciones. Total, que estuvimos 2 días “atrapados” y no nos quedó otra que ir de la biblioteca al camping y del camping a la biblioteca.

Al final decidimos dar un pequeño rodeo que nos llevó sólo 25 minutos más para llegar hasta nuestro siguiente destino: Christchurch, una ciudad sufridora de terremotos y que se está levantando aún de la última sacudida en 2011.

christchurch
Detallitos que molan de Christcchuch

Tranqui que este post no va de desastres naturales, pero ya tú sabes, te tengo que poner en contexto. Personalmente Christchurch me flipó. Mucho rollito, mucho arte y muy agradable de visitar.

La ciudad tiene bastantes cositas que ver, pero las que más me molaron fueron el jardín botánico, que es una maravilla y su museo, que además es gratis.

Jardín botanico de Christchurch

Creo que los museos de Nueva Zelanda merecen un post aparte, pero resumiéndolo al máximo…siempre buscan la forma de ir más allá del panel informativo y una foto. Logran que empatices con lo que te están tratando de contar.

Os pongo un ejemplo de los muchos que hay: dentro del museo han construido una habitación que simula lo que se vive en un terremoto. Quiero decir, entras a un salón, ponen la tele y aquello comienza a moverse que da gusto. Todo esto lo documentan con videos de cuando pasó, imágenes del antes y el después, testimonios…En fin, acabas entendiendo un poquito más como se vivió aquel terremoto en el que murieron 166 personas.

museo christchuch
Otro detalle del museo. Han recreado varias calles de la ciudad en los años 20.

Christchurch tiene más cositas curiosas, entre ellas una catedral provisional que está hecha de cartón, ¿Cómo te quedas? Estuve investigando y parece ser que la hizo un arquitecto japonés que está especializado en desastres naturales. Aquí las pruebas.

catedral christchurch
Cartón del duro para cubrir la catedral. Cuidado al mínimo detalle.

Después de pasear y disfrutar todo el día en Christchurch, fuimos a descansar porque la mañana siguiente seguíamos con la ruta.

Bien tempranico pusimos rumbo a Arthur Pass,  el pueblo a más altitud de Nueva Zelanda. De camino al pueblo visitamos parte de Narnia, Castle Hill. Unas formaciones rocosas de lo más curiosas y desde donde disfrutas de unas vistazas de las montañas de alrededor. En la imagen de abajo y de la portada podéis haceros una idea de lo que os hablo.

castle Hill
Un cowboy buscando vacas por Castle Hill

También de camino,  hicimos la actividad más divertida y acojonante que hemos hecho hasta ahora.

Podríamos titularla Sonrisas y lágrimas, como la película.

La actividad se llamaba Cave Stream que viene a significar cueva con riachuelo. Una cueva de 596 metros donde dentro pasa un arroyo que además venía un poco más fuerte de lo normal por la que había caído del ciclón, pero nada que nos impidiese hacerlo.

El tema consistía en ponerte el frontal, entrar en la cueva y atravesarlo a contracorriente (más seguro). Los primeros 10 metros el agua, fría de cojones, cubría por el pecho y luego por debajo de la rodilla. Empezamos de sonrisas, jiji, jaja, como mola…hasta que mi luz frontal cuando llevábamos 10 minutos…se fundió. Aquí cambiaron los ánimos porque nos quedaban 40 minutacos y sólo nos quedaba la luz de Jeanne. Vamos que yo iba detrás de Jeanne intuyendo por donde estaba pisando y como os podéis imaginar disfrutando menos que al principio. De vez en cuando me daba la risa nerviosa de pensar que como se apagase la luz de Jeanne estábamos en la mierda.

Cuando por fin llegamos al final y parecía que íbamos a salir,  no éramos capaces subir la última catarata, que era de metro y medio.Llevaba mucha fuerza, estábamos nerviosetes y,  ¿Qué hicimos? Como dos campeones…nos dimos la vuelta y lo hicimos a favor de la corriente para salir. Al final tuvomos 2 horas en total de adrenalina y emoción. Por fin salimos y empezaron las risas y el cachondeo.

cave stream
A la izquierda véis la entrada en la cueva y a la derecha tenéis la salida.

Una vez en el aparcamiento, comprobamos que la catarata que no podíamos subir, efectivamente no se podía subir. Se ve que había unas escaleras justo a nuestro lado que no fuimos capaces de enfocar con el frontal, ay lo nervios…Pero bueno, nos llevamos las dos perspectivas. Y menos mal que la linterna de Jeanne aguantó todo el camino, sino vaya situación más surrealista. Con suerte cada 30 minutos te cruzabas con gente que también hacia la ruta, así que no problema, hubiese toca esperar.

Esa experiencia fue la bomba, nos lo pasamos genial y dormimos like a baby esa noche.

Al siguiente día seguimos nuestro camino visitando unas cataratas espectaculares y poniendo rumbo a la West Coast, donde estuvimos recorriéndola 4 días. Si tuviese que destacar una de las ciudades que visitamos, esa sería Hokitika sin duda. La ciudad del jade y de los gusanos luminiscentes.

pancake punakaiki
Pancakes de Punakaiki. Hay que ir en marea alta para ver romper las olas

En Hokitika hay muchísima joyería y bisutería con el jade como protagonista. Y además, también hay gusanos iluminatis. En el camping donde dormimos había un minibosque que por la noche se iluminaba de mini luces azules que los glow worms utilizan para atraer otros insectos y cenárselos. Aquello formaba una estampa impresionante. Una maravilla más que no me esperaba encontrar en este país lleno de surprises.

catarata
Visitando unas cataratas. La foto nos la echó un fotógrafo para dummies que pasaba por allí.

También me moló bastante Motukiekie beach con su colonia de estrellas de mar. Brutal.

Motukiekie beach
La playa más bonita de la West Coast. Motukiekie.
Motukiekie
Colonia de estrellas de mar en Motukiekie

Acabando la West Coast pasamos un par de día entre los glaciares Franz Josef y Fox e hicimos unas cuantas rutas muy bonitas, salvajes y con vistazas a las montañas heladas.

robinson track
Puente colgante para ver el glaciar de Franz Josef. Robinson Track
Franz Josef
Dos chavales posando con el glaciar.

Hace 4 días, después de terminar la West Coast, estuvimos en Wanaka. Una ciudad rodeada de lagos y montañas que es el paraíso para las actividades de nieve. Una ciudad muy bonita en la que pasamos un día entero, más que suficiente para verla bien.

En Wanaka ya empenzaba a aparecer el cansancio. Ahí es cuando te das cuenta de que el ser humano es un nómada intermitente. Necesitábamos descansar unos días de tantos kilómetros.

wanaka tree
Wanaka tree. Muy fotogénico.

Cama, internet y no hacer ni el huevo. En vista de este antojito nos pusimos a buscar un Helpx, como ya hicimos en Rotorua y en Coromandel en su momento. Un sitio donde nos diesen una cama y wifi a cambio de unas horas de trabajo.

Pues bien, lo encontramos y desde aquí os escribo. Estamos en Queenstown, una ciudad en la que vamos a quedarnos un par de semanas porque es preciosa y porque teníamos ganas locas de conocerla.

Queenstown
En Queenstown unos romanceros.

Estamos en casa de Fiona y su hijo Quinn. Una familia encantadora que nos acoge a cambio de unas horitas de trabajo en su nueva casa. Pintar, lijar, plantar…En fin, damos las pinceladas para ponerla a punto.

Además de darnos la cama y el wifi nos da la comida también. Estamos como reyes ahora mismo.

Nuestra idea es quedarnos aquí hasta el sábado 10 de marzo y poner rumbo a casa de Juan, también en Queenstown. Juan es un chileno que vive con su mujer, australiana, y su nene de 2 años. A ver que tal pero por teléfono parece “güena gente”.

Ya os contaré estas dos semanas que tenemos por delante, pero ya os digo yo que seguro seguro, nos vamos a relajar de lo lindo, lo que podamos. Cogeremos fuerzas y retomaremos “er viajaso”.

Es-es-es-esto ha sido todo amigos! Oink oink

eso es todo amigos

Besos y abrazos

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Tito+Nacho
Lector Kiwinudo
Tito+Nacho

Es precioso todo. salvo lo de la incursión por el arroyo subterráneo ……jajaja. Cuando os leo, me sacáis una sonrisa de oreja a oreja……BRAVO